Este martes los veintisiete han dado un paso importante hacia una nueva regulación energética que debe servir para impulsar contratos de suministro eléctrico a largo plazo que desemboquen en precios más previsibles y, por tanto, en una menor volatilidad del mercado. Este cambio debe dar protección a los consumidores y dar señales a los inversores mediante una mayor estabilidad y menor dependencia de los mercados de materias primas.
Los contratos a largo plazo provenientes de energías renovables han sido uno de los puntos clave de la negociación, sobre todo por parte de Francia y Alemania, ya que la primera esperaba que este tipo de vínculo te extendiera a la energía nuclear, mientras que la segunda lo rechazaba para evitar dar una ventaja competitiva al país vecino que pudiera romper el mercado único. Finalmente, la energía atómica estará incluida dentro de los contratos por diferencias bajo supervisión de la Comisión Europea y siempre para instalaciones nucleares que hayan realizado inversiones para alargar su vida útil y aumentar su capacidad de producción.
A nivel estatal, no se prevé que esta reforma del marco energético deba tener un impacto muy significativo.
Tras esta reunión, se abre la fase de negociación con el Parlamento Europeo para entrar al por menor de la regulación, que se espera que finalice antes de finalizar el año.